También llamado lobisón, lobisonte o lobisome, se dice que
es el séptimo hijo varón de una prole exclusivamente masculina (la
séptima hija mujer, menor de siete hermanas, será asimismo una bruja),
quien los días martes y viernes, sobre todo de los meses impares, sufre
una escalofriante transformación: de ser un hombre alto, escuálido, de
aspecto negligente y fuerte hedor, deviene una cruza entre perro y lobo,
siempre de color oscuro como las tinieblas, que se alimenta de carroña,
excrementos,
carne de niños y de mujeres jóvenes (por alguna razón,
parece sentir poco apetito por los adultos).
El lobisón extiende sus dominios por las provincias de la Mesopotamia
argentina (Entre Ríos, Corrientes y Misiones, ubicadas en el sector
noreste del país), así como también partes del sur del Brasil. La única
defensa contra el lobizón son las armas, blancas o de fuego, pero
bendecidas. Si es herido, se arrastra hasta su cubil, en el que se
desangra y muere tras recuperar su forma humana.
FIN
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